"En el Tíbet decimos que entrenar la mente es como entrenar un buen caballo. El caballo es un animal tremendamente poderoso y, si no contamos con los medios adecuados para controlarlo, puede cabalgar salvajemente, corriendo el riesgo de destrozarse a sí mismo y a los demás. Si logramos enjaezar esa energía, la enorme fuerza del caballo puede usarse para muchas tareas difíciles. Lo mismo se puede aplicar a nosotros. Nuestro cuerpo, palabra y mente no son más que diversas fuentes de energía, que se pueden canalizar adecuadamente.
La parte más importante del día, es la mañana. Al despertar a veces sentimos una molestia o una preocupación, pero en vez de enredarnos con ese dolor, lo primero es tomar una firme motivación sobre la actitud que vamos a mantener el resto de la jornada.
Es necesario tener una motivación pura. No basta con estar interesado en conseguir placer temporal para uno mismo, cuando en vez de ello podemos beneficiar a todos los seres, nuestras innumerables madres. En vez de estar pensando “yo quiero, yo quiero”, tratemos de desarrollar el deseo de ser útiles para los demás. No es necesario ser demasiado intelectual si superemotivo a este respecto.
¿Qué es la cultura moderna?
Al levantarnos, la mente se va inmediatamente a la cocina. Lo primero que pensamos es:
“¿Dónde está mi café?”
Pero en vez de seguir la llamada instintiva del ego, que reclama café, podemos despertar cuidadosamente, atentos a las sensaciones interiores y al estado mental.
Después establecemos la motivación que nos acompañará el resto del día.
“¿Cuál es el objetivo de estar vivo hoy?”
Debe ser algo más importante que beber café.
Podemos tomar la determinación de ser conscientes de todos nuestros actos y relaciones. Así podemos mantener el control y situarnos en una atmósfera interior pacífica, que surgirá del reconocimiento profundo del origen ilusorio y las desventajas de las cualidades negativas."
Lama Thubten Yeshe
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