"Durante nuestro viaje se realizaron dos celebraciones
para honrar el talento de sendas personas. Todos los miembros de la tribu
reciben este reconocimiento mediante una fiesta especial, pero no tiene nada
que ver con la edad ni los cumpleaños; con ella se reconoce el carácter único
de ese talento y su contribución a la vida. Según sus creencias, el paso del
tiempo cumple el propósito de permitir a las personas que se vuelvan mejores,
que expresen más y mejor su propio ser. Así pues, si eres mejor persona este
año que el anterior, y sólo tú lo sabes con seguridad, debes ser tú quien convoque
la fiesta. Cuando tú dices que estás preparado, todos lo aceptan.
Una de las celebraciones que presencié se dedicaba a
una mujer cuyo talento o medicina en la vida era escuchar. Su nombre era
Guardiana de los Secretos. Ella siempre estaba dispuesta a escuchar a quien
fuera, sin importar sobre qué quisiera hablar, confesar o desahogarse, o qué
peso deseara quitarse de encima. Consideraba que las conversaciones eran
privadas; en realidad no ofrecía consejos ni tampoco juzgaba. Sostenía la mano
o la cabeza de la otra persona sobre su regazo y se limitaba a escuchar. A su
modo parecía animar a la gente a hallar la solución por sí misma, a seguir los dictados
de su corazón y lo maravilloso que
resulta conocer y experimentar el sentimiento de la propia valía."
Extraido del libro "Las voces del Desierto" de Marlo Morgan
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